Desde su aparición a mediados del siglo XX, las botellas de plástico han revolucionado el envasado de bebidas, emergiendo como una alternativa económica y ligera al vidrio que rápidamente se ha vuelto omnipresente. Este auge se debe, en gran medida, a la llegada del PET en los años setenta, un material que permitió fabricar recipientes más flexibles y económicos, adaptados a la creciente demanda de productos envasados.
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