Los grandes retos sociales y ambientales de las ciudades, reconocidos en grandes acuerdos internacionales hacia la sostenibilidad, como la Agenda 2030 de Naciones Unidas o la Nueva Agenda Urbana-Hábitat III de Naciones Unidas, instan a lograr que las ciudades y los asentamien tos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes (es decir, capaces de hacer frente a los cambios a los que se enfrentan como, por ejemplo, el cambio climático) y sostenibles (Objetivo de Desarrollo Sostenible 11). Además, ponen en relieve la necesidad de reducir los impactos negativos que el desarrollo urbano está realizando sobre el medio natural, ya que en las últimas décadas, la construcción de redes de transporte, el aumento de las zonas urbanas y periurbanas y la expansión de las plantaciones forestales y la agricultura intensiva han provocado una fragmentación y reducción de las áreas naturales que servían de refugio y hábitat a gran cantidad de especies de fauna y flora de importante valor ambiental.