Las y los holandeses se lo tomaron con humor y para burlarse del invasor, se pusieron apellidos creativos graciosos como Poepjes ("pequeñas heces"), Gekkehuis (“casa de locos") o Naaktgeboren (“nacido desnudo") como resistencia pasiva, permitiendo a los holandeses expresar su descontento y desafiar la autoridad francesa de manera humorística.
Este ingenio, aunque nacido de una coyuntura política, nos ofrece una lección aplicable a la sostenibilidad en el liderazgo empresarial: las restricciones, cuando se enfrentan con creatividad, no solo no nos limitan, sino que pueden abrir nuevas oportunidades.
1. Adaptarse no significa rendirse
Las y los holandeses acataron la norma de Napoleón, pero lo hicieron a su manera. Cumplieron las reglas sin ceder su esencia. Aunque algunas normativas de sostenibilidad pueden parecer excesivas, también son una oportunidad para impulsar el crecimiento empresarial y crear valor si se integran al núcleo estratégico.
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