Para poder determinar el estado de conservación de las ballenas es importante saber cuántas de ellas hay, dónde están y hacerles un seguimiento adecuado. Sin embargo, los métodos utilizados hasta el momento son caros y poco efectivos. El rastreo por satélite, los estudios aéreos, avistamientos y el despliegue de hidrófonos (micrófonos marinos) en los hábitats de estas especies han sido hasta ahora la forma más común para localizarlos. Pero hay otra forma de escuchar el canto de las ballenas, y la respuesta está en los grandes cables de fibra óptica marina.
Por primera vez, los investigadores han logrado escuchar a las ballenas utilizando estas instalaciones. Lo hacen a través de la técnica de detección acústica distribuida (DAS) que utiliza un instrumento llamado interrogador para acceder a un sistema de fibra óptica, que convierte las fibras adicionales no utilizadas en el cable en una larga serie virtual de hidrófonos. Este tipo de técnica también se está utilizando, por ejemplo, para “escuchar” seísmos, grandes tormentas tropicales o la actividad de los barcos.
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