El impacto de las ciudades sobre los ecosistemas naturales es contundente y se extiende mucho más allá de sus límites físicos. La urbanización transforma paisajes nativos. Sustituye árboles por edificios y cuerpos de agua por sistemas de canalización.
Las ciudades representan un gran desafío para la vida silvestre local. También pueden ser trampas mortales para especies migratorias, como las aves que muchas veces se desorientes por las luces artificiales y chocan con edificios y torres de comunicación. Las autopistas de alta velocidad a veces son letales para mamíferos, anfibios y reptiles que intentan cruzarlas.
La biodiversidad hace referencia a la variedad de vida en el planeta, incluyendo plantas, animales, bacterias y seres humanos. Estos organismos forman ecosistemas interconectados que son fundamentales para equilibrar el flujo de energía en la Tierra.
Los ecosistemas biodiversos son decisivos en la mitigación del cambio climático, ya que almacenan carbono. Los árboles, suelos y turberas absorben y almacenan el exceso de carbono atmosférico. De este modo, ayudan a reducir los niveles de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.
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