03/05/2019 04:00h.

Las bolsas biodegradables permanecen intactas tras pasar tres años enterradas

Richard Thompson, biólogo marino británico que ha dedicado su carrera a estudiar los desechos plásticos, se había preguntado durante años cómo se biodegradan las bolsas biodegradables.

En 2015, él y sus alumnos de posgrado de la Universidad de Plymouth enterraron una serie de bolsas etiquetadas como biodegradables en el jardín de la facultad.

Tres años después, tras excavar las bolsas, estas no solo habían permanecido intactas, sino que aún tenían la capacidad de transportar más de dos kilos de comestibles.

«Me sorprendió que, después de tres años, aún se pudiera llevar la compra en ellas», declaró en una entrevista con National Geographic. «No tenían la misma fuerza que tenían cuando eran nuevas. Pero no se habían degradado hasta un nivel considerable».

Las cualidades indestructibles de las bolsas biodegradables son solo uno de los hallazgos de este estudio —el primero de su clase— publicado en la revista Environmental Science & Technology. La investigación documenta el deterioro de cinco tipos de bolsas que se sumergieron en agua, se enterraron o se expusieron al aire. Thompson y su equipo analizaron bolsas que se suelen suministrar en comercios minoristas de Plymouth y concluyeron que ninguna de ellas —ni siquiera las compostables— se habían deteriorado lo suficiente a lo largo de tres años como para poseer ventajas medioambientales sobre las bolsas convencionales.

El estudio pone de relieve cómo el término «biodegradable» puede confundir a los consumidores y aportarles tranquilidad al hacer que piensen que la bolsa sencillamente desaparecerá si se tira a la basura. Los científicos advierten que, si los consumidores creen que están siendo más responsables por poner bolsas biodegradables en sus papeleras de reciclaje, esto podría destruir los esfuerzos por recoger bolsas de plástico convencionales para fabricar bolsas nuevas. Los aditivos químicos de las bolsas biodegradables pueden contaminar la mezcla y volverla inservible.

«Si hay bolsas con una función de autodestrucción, el reciclador no las quiere mezclar con otras bolsas», afirmó Thompson. «Necesitan materiales conocidos y coherentes. El problema es cómo separar los plásticos biodegradables de los convencionales. ¿Cómo va a deshacerse de ellas el consumidor?».


Artículo e imagen originales publicados por National Geographic. Continúa leyendo el original aquí.