11/05/2020 08:00h.
Nos habíamos casi olvidado de la belleza del cantar de sus pájaros, del susurrar de los árboles al danzar con el viento, de la magia de la lluvia al caer sobre los diversos caminitos que conforman nuestro parque de Cristina Enea. El día a día, la velocidad y el stress nos hicieron sumergirnos en 'nuestro' mundo y olvidarnos del que verdad importa: el mundo de las pequeñas cosas, de los detalles, de la sencillez y la sobriedad; de la vida, al fin y al cabo, como primer y mejor regalo.
Hasta que vino la COVID-19 y mandó parar; hasta términos insospechados. Nos tuvimos que encerrar en nuestras casas, sumergirnos en nosotras mismas para que la humanidad no perdiera tanto, para proteger sobre todo a los y las más débiles, que no dejamos de ser, tal y como se ha visto, nosotros y nosotras; todos y todas. Semanas de encierro y reflexión que han dado para mucho, muchísimo, hasta cambiar nuestras vidas. Ya nada será como antes, menos el parque, que sigue resplandeciente, floreciente, lleno de vida. Él, a través de la madre naturaleza, nos muestra la belleza de la vida; basta con que la veamos con las 'nuevas' gafas que esperamos hayamos incorporado toda la sociedad a nuestro día a día; las gafas para interiorizar para siempre la sostenibilidad, la ecología, el reciclaje y el cuidado del medio ambiente. La importancia del cuidado en general. Porque el planeta lo merece, lo necesitamos.
Tras semanas de cierre, ya están abiertas las puertas del parque. Disfrutémoslo, pues, con estas 'nuevas' gafas, con este 'nuevo' planteamiento que la vida, la madre naturaleza nos ha aportado, nos ha facilitado. Ganaremos todos y todas, empezando por uno o una misma. Tenemos un mundo bonito que ganar, una vida llena que gozar, un parque entero que disfrutar.