La práctica del deporte al aire libre tiene numerosas ventajas, pero también un impacto en el medio que se practica.
Durante los últimos años se ha detectado un aumento en el número de ciclistas que disfrutan de pasear por la montaña; pero con ellos también el de los que no son respetuosos y circulan por sendas sin autorización administrativa, así como tampoco cumplen con las recomendaciones de velocidad o el número de ciclistas que pueden circular juntos.
Dichos deportistas generan un gran daño a la montaña, puesto que, entre otras problemáticas, erosionan el terreno, llegando a formar surcos que se agravan con la escorrentía superficial; así como también pueden poner en peligro a la flora y fauna del entorno al eliminar la vegetación con la continua rodada de los vehículos.
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